jueves, 23 de julio de 2015

¿Basta una mayúscula y un punto para definir la oración?

La tradición escolar nos ha llevado a enseñar que la oración es un conjunto limitado por una mayúscula inicial y un punto final, y este puede ser un recurso válido al querer identificar una oración en un texto correctamente escrito; aunque no debemos olvidar que no toda mayúscula (pensemos, por ejemplo, en los nombres propios) ni todo punto (como el de las abreviaturas) necesariamente limitan oraciones.
Pero, volviendo al aula, ¿cuál es la dificultad de nuestros alumnos?

  • ¿Es un problema visual que los lleva a no poder identificar una mayúscula y un punto en un texto impreso?
  • ¿O acaso no es que escriben todo de corrido y no limitan las oraciones en el momento de producir sus escritos?

Si lo que pretendemos es que mejoren sus producciones escritas limitando las oraciones, podríamos preguntarnos si el uso de una mayúscula y un punto de por sí definen una oración.
Cuando se insiste en el uso de la mayúscula y el punto, sin un aprendizaje previo, puede pasar que nuestros alumnos terminen colocando una mayúscula al iniciar el texto y un punto cuando termina, convencidos de que con eso se está cumpliendo con la norma (aunque su producción esté formada por muchas oraciones). O bien que, después de mirar su producción y comprobar que omitieron dichas marcas, escriban algunas mayúsculas y dibujen ciertos puntos, sin la más mínima relación con lo escrito, pero que, visualmente, "queda mejor".
Le dejo un testimonio de un alumno de 3º grado.



No cabe duda de que primero debemos construir el concepto de oración y luego enseñar cuáles son sus límites en la escritura convencional.
¿Qué le parece?




lunes, 6 de julio de 2015

¿Ortografía? ¿Para qué?

Las convenciones ortográficas siempre han sido un tema de discusión; y, en estos últimos tiempos, se ha presentado en más de una oportunidad en diversos ámbitos.
Desde la audaz propuesta de Andrés Bello para construir una ortografía americana y la similar iniciativa de Domingo F. Sarmiento, hasta llegar a la instancia de su jubilación declarada por Gabriel García Márquez, no faltó nada.
Sin embargo, el objeto de conocimiento en sí es, comparado con otros sistemas de escritura, bastante sencillo; y trataremos de abordarlo en otro momento.
Por ahora me preocupa, al igual que a muchos de mis colegas, su ausencia en nuestro sistema educativo.
Pero... a decir verdad, ¿para qué sirve la ortografía? ¿Por qué debiéramos escribir siguiendo un conjunto de reglas que, a veces, rayan en la incoherencia?
Para tratar de encontrar una respuesta, si es que la hay, propongo que compartamos este vídeo y reflexionemos juntos.