miércoles, 16 de septiembre de 2015

El verbo: concepto y reconocimiento

Llevados quizá por el afán de tener en cuenta los conocimientos previos de nuestros alumnos, seguimos enseñando el verbo (al igual que la mayor parte de las demás clases de palabras) desde una perspectiva semántica; es decir, teniendo en cuenta su significado. Es así como, incluso desde los primeros grados, insistimos en que el verbo es la palabra que expresa una acción.
Sabemos que cualquier hablante, más allá del nivel escolar en el que se encuentre, no tendrá dificultad para reconocer las acciones que se llevan a cabo en la vida cotidiana y, consecuentemente, las palabras con las que suele designarlas.
Pero, ¿es suficiente para identificar el verbo como una clase de palabra?

¿TODOS LOS VERBOS EXPRESAN ACCIONES?

¿Qué acción expresa eras, parecían o podemos...?

¿TODAS LAS PALABRAS QUE EXPRESAN ACCIONES SON VERBOS?

¿Acaso son verbos la caída, el encuentro o los golpes?

Veamos las siguientes situaciones y tratemos de reflexionar en torno al tema.


El concepto del verbo nos permite, entre otras cosas, introducirnos en el conocimiento sintáctico; por consiguiente, lo más adecuado es reconocerlo desde una perspectiva morfosintáctica: morfológica (según los elementos que lo conforman) y sintáctica (de acuerdo con la relación que establece con las demás palabras del enunciado).

  • Morfológicamente es un vocablo que presenta accidentes de persona, número, tiempo y/o modo. Es por ello que los verboides (infinitivos, participios o gerundios) suelen considerarse como una clase de palabra independiente del verbo.

El infinitivo puede funcionar como núcleo del sujeto (sustantivo): El fumar es perjudicial para la salud.
El participio suele modificar a un sustantivo (adjetivo): Le gusta la papa hervida.
El gerundio puede actuar como complemento del verbo (adverbio): Llegó corriendo.


  • Sintácticamente es un vocablo que puede manifestar sus accidentes morfológicos dentro del enunciado en el que se encuentra.
Así, por ejemplo, piso será un verbo en un enunciado como Piso con cierta dificultad; pues allí puede variar su forma: Pisaba con cierta dificultad; Pisé con cierta dificultad; etc.
Por el contrario, no es verbo en: El piso es muy duro; pues en dicho contexto no admite tales variaciones: *El pisaba es muy duro; *El pisé es muy duro; etc. (El asterisco anuncia la aparición de una emisión mal formada).
Por esta razón, en:

  • El fumar es perjudicial para la salud, el verbo es es: El fumar era perjudicial para la salud; El fumar fue perjudicial para la salud; etc. Y no, fumar: *El fumaba es perjudicial para la salud; *El fumaré es perjudicial para la salud; etc.
  • Le gusta la papa hervida, el verbo es gusta: Le gustó la papa hervida; pero no, hervida: *Le gusta la papa herviría.
  • Llegó corriendo, el verbo es llegó: Llegará corriendo; y no, corriendo, pues no acepta variar en tiempo y/o modo: *Llegó correrá.

De este modo, reconociendo el verbo como la palabra conjugable dentro de la oración, podremos lograr una primera sistematización, que bien puede considerarse provisoria (pues existen las frases verbales, como los tiempos compuestos, en las que el verboide forma parte del verbo), pero que resulta totalmente adecuada, no solo al contenido con el que estamos trabajando, sino también a los conocimientos previos del sujeto.